jueves, febrero 25, 2010
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![]() Entre las primeras aplicaciones que se espera de esto es como una medida de seguridad en ambientes tóxicos, en donde esta "nariz electrónica a base de colores" puede alertar a personas cuando gases letales estén en la cercanía. Obviamente esto también abre toda una nueva rama de aplicaciones, pues sería ahora mas fácil detectar aromas y clasificarlos de una manera mucho mas objetiva que con una persona experta en olores. Es decir, con esto sería ahora posible clasificar en una base de datos distintos tipos de olores, para así compararlos contra otros en un futuro. Una aplicación fácil de predecir sería en la detección de perfumes/colonias falsificadas, las cuales en teoría deberían dar distintos patrones de olores, aun huelan similares. Noten que este tipo de adelantos no es nada nuevo (consulten enlaces de noticias anteriores en eliax acá abajo), sin embargo el gran avance es que esta vez lo han logrado con un método de bajo costo, lo que abre este tipo de adelantos a aplicaciones mas prácticas fuera de un ambiente de laboratorio. Fuente de la noticia autor: josé elías |
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"Ese diálogo entre el racionalismo y el budismo en lo personal me suena a un cuento que leí cuando niño acerca de unos monjes ciegos que se acercaron a un elefante para saber cómo era.
Uno agarró las orejas y dijo que el elefante era como un abanico, otro agarró la cola y dijo que era una cuerda, otro agarró la trompa y dijo que era como una gran serpiente, otro agarró el lomo y dijo que era una pared.
Nunca terminaron de determinar como era el elefante porque cada uno se aferraba a su pedacito de verdad. Todos tenían razón y estaban equivocados a la vez.
Si es cierto que somos científicos, se supone que debemos aceptar el principio de que cualquier tesis es válida hasta que surja una nueva antítesis que la eche por tierra. Esto es verdad hasta con las filosofías, ¿o no?"
Uno agarró las orejas y dijo que el elefante era como un abanico, otro agarró la cola y dijo que era una cuerda, otro agarró la trompa y dijo que era como una gran serpiente, otro agarró el lomo y dijo que era una pared.
Nunca terminaron de determinar como era el elefante porque cada uno se aferraba a su pedacito de verdad. Todos tenían razón y estaban equivocados a la vez.
Si es cierto que somos científicos, se supone que debemos aceptar el principio de que cualquier tesis es válida hasta que surja una nueva antítesis que la eche por tierra. Esto es verdad hasta con las filosofías, ¿o no?"
en camino a la singularidad...
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A mí esto me huele muy mal.