miércoles, febrero 13, 2013
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![]() ![]() Según estudios (como este), el bostezar es uno de los vestigios más primitivos que poseemos los humanos, heredados de nuestros animales ancestrales por procesos evolutivos. Sucede que según se plantean los estudios, el bostezar en un momento era un gesto emotivo que expresaba empatía y creaba lazos sociales. Una forma de ver esto es observando animales hoy día, en donde se hace evidente que muchos responden a los mismos gestos que los demás del grupo, como señal de que "pertenecemos a la misma manada". Este comportamiento es tan primitivo, que actualmente se encuentra en una de las partes más profundas de nuestro cerebro, en nuestro "instinto animal" por así decirlo, lo que lo hace tan difícil de evadir. Interesantemente, el estudio también arrojó como resultado que personas autistas son un 50% menos propensas a contagiarse de un bostezo, precisamente porque los cerebros de estas personas tienen anomalías que los segrega socialmente. Otro dato interesante es que este fenómeno no se desarrolla completamente en humanos hasta la edad aproximada de 4 años. En cuanto a cuáles animales hoy día se contagian con bostezos, la ciencia solo ha podido comprobar este fenómeno en humanos y chimpancés, y posiblemente perros, aunque noten que muchos otros animales (como todos los vertebrados) bostezan espontáneamente, pero no de forma contagiosa. Finalmente, el dato más asombroso de todos quizás sea el hecho de que los bostezos se contagian no solamente viendo a una persona bostezar, sino que en muchos casos hasta simplemente escuchando un bostezo, y en algunos casos hasta con solo leer sobre bostezos. Por lo que me pregunto, ¿cuántos bostezaron mientras leían este artículo? Déjenme saber en los comentarios... :) autor: josé elías |
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"Ese diálogo entre el racionalismo y el budismo en lo personal me suena a un cuento que leí cuando niño acerca de unos monjes ciegos que se acercaron a un elefante para saber cómo era.
Uno agarró las orejas y dijo que el elefante era como un abanico, otro agarró la cola y dijo que era una cuerda, otro agarró la trompa y dijo que era como una gran serpiente, otro agarró el lomo y dijo que era una pared.
Nunca terminaron de determinar como era el elefante porque cada uno se aferraba a su pedacito de verdad. Todos tenían razón y estaban equivocados a la vez.
Si es cierto que somos científicos, se supone que debemos aceptar el principio de que cualquier tesis es válida hasta que surja una nueva antítesis que la eche por tierra. Esto es verdad hasta con las filosofías, ¿o no?"
Uno agarró las orejas y dijo que el elefante era como un abanico, otro agarró la cola y dijo que era una cuerda, otro agarró la trompa y dijo que era como una gran serpiente, otro agarró el lomo y dijo que era una pared.
Nunca terminaron de determinar como era el elefante porque cada uno se aferraba a su pedacito de verdad. Todos tenían razón y estaban equivocados a la vez.
Si es cierto que somos científicos, se supone que debemos aceptar el principio de que cualquier tesis es válida hasta que surja una nueva antítesis que la eche por tierra. Esto es verdad hasta con las filosofías, ¿o no?"
en camino a la singularidad...
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yo bostece