miércoles, julio 31, 2013
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![]() El tema de hoy se trata del uso de las corbatas en los hombres, particularmente en el mundo empresarial en donde se convirtió hace varias décadas atrás en parte casi estándar del atuendo de la mayoría de los empresarios. Y mi mensaje de hoy es este: Detesto ponerme corbatas, e incluso aunque tengo varias en mi armario, la verdad es que hace ya varios años que no utilizo una. ¿Y por qué no me gustan y desearía que se extinguieran? Sigan leyendo... Sobre la extremadamente tonta historia de las corbatas... ![]() Pero como los humanos somos imitadores por naturaleza, todo el resto del pueblo francés empezó entonces a imitar a la nobleza... O en resumen, hoy día todos utilizamos corbatas porque a un niño de 8 años, malcriado como rey desde los 5 años, se le antojó ponerse un pedazo de tela en el cuello. Vuelvan a leer ese párrafo anterior por favor, particularmente aquellos que defienden su uso... Posteriormente (y casi en paralelo a ese suceso), los franceses notaron que tener un pedazo de tela colgando del cuello era bastante útil a la hora de comer, por lo que las corbatas también hicieron el papel de servilletas. Y como los humanos somos imitadores por naturaleza, prontamente los países allegados a Francia empezaron a copiar a los franceses, y el resto del mundo a copiar a los copiadores, y así sucesivamente, hasta que llegamos al día de hoy en donde cientos de millones de personas sacrifican su comodidad ante un pedazo de tela que en mi opinión no es más que andar con una orca ambulante... Noten que mi desprecio por este atuendo no es reciente. Una de las conversaciones más turbulentas que jamás haya tenido en mi vida tuvo que ver precisamente en mis primeros días de mi vida profesional, cuando una empresa para la cual trabajaba como consultor técnico y de negocios quería obligarme a utilizar corbatas para todas las visitas de clientes. Al final de ese reñido debate, nadie cedió, nadie le dio la razón a nadie, pero a mi me permitieron continuar siendo el único empleado sin utilizar corbatas en toda la organización (se sintió bien). Y una buena noticia es que en los últimos años he notado una muy favorable tendencia para aquellos que como yo detestan esta molestia en el cuello: Cada día se hace evidente más y más que es aceptable asistir a reuniones formales sin corbatas, incluso para temas de estado a altos niveles jerárquicos, por lo que la batalla parece la estamos ganando. Así que mis hermanos soldados, aguanten y no se rindan, no cedan ante el uso de esta plaga que por siglos ha sido una molestia de primer grado para millones de hombres sobre la Tierra. ¡¡¡Estamos ganando la guerra!!! :) autor: josé elías |
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Comentarios
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en camino a la singularidad...
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+10!!!!!!!!
Excelente! Ahora tengo el fundamento perfecto para no ir de de corbata a las funciones de dela de la orquesta donde trabajo... Gracias Gracias gracias José :-)