lunes, agosto 24, 2009
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Uno de los fenómenos mas elusivos para estudiar objetivamente por científicos es el concepto de "Experiencias Extra-corporales", en donde personas aseguran que por un momento se sintieron "fuera de su cuerpo".
Lo difícil de estudiar este tipo de casos es que residen justo en el borde de lo metafísico, pues las personas que describen estos fenómenos por lo general los asocian con creencias religiosas locales, con traumas, o con elementos de la cultura popular (como los libros de ciencia ficción en donde se describen aducciones de humanos por extraterrestres). Algo curioso es que debido a esa localidad de experiencias extra-corporables (es decir, al hecho de que si eres cristiano tienes un tipo de experiencia, y si eres budista tienes otra, y si crees en extraterrestres o seres "multi-dimensionales" tienen aun otras experiencias mas), se sospechaba por mucho tiempo que estas cosas eran fabricadas en el cerebro, pero cómo llegar a esa conclusión experimentalmente había sido bastante difícil. Sin embargo, en años recientes no solo se ha podido demostrar que estas experiencias son generadas puramente en el cerebro, sino que además ya se han diseñado experimentos bastante creativos que han permitido estudiar este fenómeno objetivamente y en detalle. Hoy les hablaré de uno de estos experimentos y (quizás mas interesante para algunos) sobre sus implicaciones filosóficas... En el Instituto de Ética y Historia Medicinal de la Universidad de Tubingen en Alemania, científicos crearon un novedoso experimento que después que uno lo entiende se da cuenta lo simple que es. La idea es colocarte en tu espalda una manta electrónica con una matriz de sensores, de modo que se te pueda estimular la espalda en varios puntos (como si alguien te estuviera punchando la espalda), pero aparte de eso te ponen un casco especial que contiene dos pantallas (una para cada ojo) de modo que te ofrecen un entorno virtual en 3D. El casco también contiene un sensor de movimiento, de modo que cuando mueves la cabeza el mundo virtual también lo hace, lo que crea un mundo virtual aun mas convincente. Y ahora viene lo interesante: Dentro del mundo virtual, te despliegan un cuerpo que aparenta "flotar" frente a ti, pero que ejecuta los mismos movimientos que generas en el mundo "real" fuera del virtual. Es decir, es como si vieras una imagen de ti mismo flotando frente a ti y moviéndose igual que tu. Sin embargo, eso por sí solo no genera la experiencia extra-corporal. El truco está ahora en que en el mundo virtual un palo toca la espalda del ser virtual que flota frente a ti, pero al mismísimo tiempo que se toca la entidad virtual, la manta electrónica te "toca" en el lugar equivalente de tu espalda real. El resultado es que cuando eso ocurre, tu mente "cambia de engranaje" y se cree que se está viendo a sí mismo flotando ante él. Es decir, se genera una experiencia extra-corporal. Este experimento también me recuerda algo sobre lo que escribí hace casi una década atrás en mi libro Máquinas en el Paraíso, en donde explico como neurocirujanos hoy día pueden detectar un punto en específico en todos nuestros cerebros al que denominaron el "God Spot" o "Punto de Dios", ya que si esa región del cerebro se estimula en el cerebro de cualquier persona, esa persona asegura sin la menor duda que experimenta todo tipo de "sensaciones espirituales" que incluyen experiencias extra-corporables, lo que indica una vez mas que estas experiencias no son generadas por ningún fenómeno desconocido, sino que son generados por la propia mente, en particular en personas que han condicionado sus vidas a creer en estas cosas. Y a propósito, esto nos trae un tema filosófico nada diferente al que se enfrentó Neo en la película The Matrix, en donde Morfeo le dio la opción de tomar una píldora roja o azul, y dependiendo de la opción que eligiera a Neo se le devolvería al mundo maravilloso, ilusorio e ideal de La Matriz, o por otro lado, a la dura realidad de la vida. La conexión entre esa escena de la película y el tema de hoy es la siguiente: Muchas personas preguntan que ¿qué tiene de malo creer en cosas que no existen si estas supuestamente nos dan felicidad, y si antes de morir uno experimenta una gran sensación de incluso sentirse en un Paraíso? Eso se reduce en realidad a si quieres vivir en un mundo de ilusiones, o en el mundo real, y aunque aparente que el vivir en un mundo de ilusiones no tiene implicaciones malas, lo cierto es que al hacer eso te limitas a toda la potencialidad que te ofrece la realidad mas tangible aquí y ahora. Al menos yo personalmente prefiero vivir un mundo sin engaños e ilusiones, en la "dura realidad", pero sabiendo que puedo mejorar mi existencia en este mundo, sin perder tiempo rogando por milagros. Si quiero algo me pongo a trabajar y lo logro. Si hago algo bueno para el resto de la humanidad lo hago por convicción y no por miedo a arder en un infierno. Vivir en la realidad, al igual que Neo, es algo verdaderamente liberador y da un sentimiento que lamentablemente la mayoría de las personas actuales en el planeta nunca llegarán a experimentar... Y como siempre, pueden leer mas de mis opiniones y análisis en la sección bajo ese nombre a la derecha de la página principal de eliax. Video a continuación demostrando el experimento descrito en el artículo... autor: josé elías |
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"Wao... dicen que la magia no existe, pero la publicidad como oficio, se le acerca bastante."
en camino a la singularidad...
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Aun no comprendes
muchas cosas :)