lunes, agosto 19, 2013
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De entre todos los temas que hablo con frecuencia en eliax, quizás les sorprenda saber que el tema que quizás más domino es el de Experiencias Cercanas a la Muerte, pues yo ya he tenido tres de tales experiencias (algo que por lo general solo mis familiares y amigos más cercanos han sabido, y ahora lo saben todos ustedes).
En dos de esas ocasiones, recuerdo perfectamente la experiencia. En una de ellas, cuando me ahogué en un río, recuerdo los últimos momentos de mi vida mientras peleaba violentamente por mantenerme vivo en el agua (yo tenía 10 años de edad), y después de mucho pelear, llegó un momento en donde mi ser literalmente cedió, y sentí una paz como nunca jamás he sentido desde entonces. Esa paz era una forma de mi cuerpo decir "ya no basta pelear, que venga lo que venga". Después de eso no recuerdo nada más, salvo el momento que unas personas me revivieron río abajo. Y durante esta experiencia no vi ningún túnel, ni vi ningunos ángeles, ni sentí absolutamente nada. Literalmente fue como irme a dormir, y despertar sintiendo que no había soñado nada la noche anterior. En mi otra experiencia, después de unos 9 días en coma (contraje Meningitis y Difteria simultáneamente), para todos los fines prácticos morí clínicamente, y reviví tiempo después asombrosamente sano. Y una vez más, en esta experiencia (que ocurrió a los 7 años de edad) tampoco vi ningún túnel, ni angelitos, ni nada que recordara después. Fue literalmente "un apagón general" de mi mente (aunque los efectos después de este evento cambiaron mi vida totalmente para siempre, tanto física como mentalmente, teniendo repercusiones directas con la creación de este blog eliax, pero eso es material para otro artículo). Y dado a esos eventos, toda mi vida estuve muy atento al tema de experiencias cercanas a la muerte, y he leído y devorado tanta información he podido del tema, y quizás esa es una de las razones por la cual me ha interesado tanto el tema de La Singularidad y lo que eso significa para la inmortalidad del ser humano... Y ahora, una nueva investigación (fuente) arroja luz sobre lo que realmente ocurre con estas experiencias, en donde personas reportan haber visto a familiares fallecidos, o túneles, o lugares remotos, o incluso a Dios, y la pista que ahorra el estudio corrobora algo que siempre he sospechado: Todo está en el cerebro... Un equipo de científicos de la Universidad de Michigan han realizado un estudio con cerebros de ratas, en donde causaron intencionalmente una experiencia cercana a la muerte, mientras les medían la actividad cerebral, y los resultados fueron bastante interesantes. Según los resultados, el cerebro puede permanecer activo hasta 30 segundos después de este perder toda entrega de oxígeno, pero no solo eso, durante esos 30 segundos el cerebro no solo permanece activo como lo haría alguien que duerme, sino que incluso más activo que alguien que está despierto. O en otras palabras, el cerebro entra en un modo hiperactivo, en donde trata por un lado de sobrevivir, y por el otro de sacar sentido de toda la información que se despliega en el momento de el cerebro empezar a luchar por su supervivencia, y es bastante probable que en esos cruciales últimos segundos que literalmente nos imaginamos todo tipo de cosas que después contamos como algo que pasó "realmente" (y noten que regularmente lo que experimentamos como sueños que duran horas o días, en realidad ocurren en segundos, como ya se ha comprobado extensamente, y como ha sido explotado en el cine en obras como la excelente Inception). Noten que es importante entender que quienes cuentan de estas experiencias, no están mintiendo, pues lo que experimentaron lo sintieron realmente. Si dicen que vieron un túnel, lo vieron. Si dicen que vieron ángeles, los vieron, pero también es importante entender que todo eso es sencillamente el producto de la imaginación del propio cerebro, de una forma idéntica a como se generan los sueños de noche (que muchos juraríamos son "reales", particularmente si son sueños lúcidos). Pero, ¿cómo podemos decir que esas experiencias realmente no sucedieron y que realmente solo fueron producto de la imaginación de la persona? Pues la respuesta es mucho más sencilla de lo que imaginan, y para eso tomemos como ejemplo las experiencias del tipo religioso... Según muchas de este tipo de experiencias cercana a la muerte de índole religioso, las personas experimentar conocer, hablar o haber visto a figuras como ángeles, demonios, personas fallecidas, personalidades de la Iglesia, o incluso al mismo Dios. Sin embargo, he aquí lo curioso (y lo que comprueba que todo está en la imaginación de cada persona): Cuando se hacen estudios de estas experiencias, todas concuerdan con la cultura local de la persona que las experimenta. O en otras palabras, si eres una persona cristiana, entonces experimentas cosas de las cuales lees y te cuentan normalmente en tu vida cotidiana (como por ejemplo, el clásico Jesucristo de piel blanca, delgado, de nariz fina y de cabello largo), o si eres un indígena, quizás experimentes algo con un dios animal o espíritu salvaje del cual te hablan desde niño, o si eres Budista, quizás te encuentres con un Buda bastante obeso con facciones orientales. Es decir, tu cerebro crea una fantasía de lo que espera ver dada su base de datos cultural, y no de lo que sería una realidad. Si estas experiencias fueran reales, todos verían un Dios exactamente igual, y no a uno adaptado a como se lo presentan en sus templos. Y el mismo argumento funciona con cualquier otro tipo de experiencia cercana a la muerte. Sin embargo, de lo que no podemos dudar es de la existencia de estas experiencias, y dado que son la última cosa que posiblemente experimentemos antes de dejar de existir, sería bueno que fueran buenas experiencias, por lo que quizás a eso es que se referían los sabios de antaño al decir que al morir nos espera o un infierno o un cielo, y que dependiendo de lo bien que vivamos la vida, posiblemente experimentaremos unos cruciales últimos instantes que serán o agonizantemente aterradores, o alucinantemente bellos... autor: josé elías |
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Ciencia , Educación , Opinión / Análisis , Psicología , Salud |
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en camino a la singularidad...
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Tristemente, pero durante mucho tiempo se ha venido comprobando que todo nuestro ser radica en nuestro cuerpo, y cuando este falla, nuestros pensamientos, nuestros recuerdos, nuestra racionalidad... todo lo que somos y fuimos falla también; y cuando el cuerpo muere, todo muere. Es algo así como pensar en que como no estuvimos no estaremos, no podemos recordar nada de lo que aconteció antes de nuestro nacimiento, por qué? porque simplemente no existimos en ese entonces, y tras nuestra muerte simplemente tampoco existiremos. La vida es una tenue apertura mediante la cual se nos permite sentir algo de luz, una luz visible para los ojos, audibles para los oídos, táctil para nuestra piel, olorosa para nuestras narices, sabrosa para nuestra lengua... una luz que nos muestra todo lo que es, lo que fue y alguna vez será, y es una apertura que trata desde hace millones de años de mantenerse abierta y que cuando llegue el momento de cerrarse, todo se perderá en un vacío absoluto por toda la eternidad.