martes, junio 28, 2011
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![]() 1. Fue escrito el 12 de Julio del 1913, hace ya casi un siglo, en los primeros días del invento del automóvil, en donde Henry Ford (no su inventor, pero sí quien los popularizó) era toda una celebridad. 2. Expresa de forma bastante colorida el sentimiento de las personas cuando se enfrentan a algo nuevo y no entienden lo que es. Esto es algo que vivimos incluso hoy día cada vez que sale algo nuevo (como el tema de las Células Madre). 3. Demuestra como ante falta de argumentos racionales, escritores como el autor del artículo recurren a prostituir la ciencia para ayudar a sus argumentos (solo lean la parte en donde alude a que según la ciencia el cuerpo humano no resiste velocidades mayores a 20km). 4. En retrospectiva, este artículo debe servir como lección a aquellos que constantemente critican y abuchean la ciencia y todo tipo de inventos, citando ejemplos absurdos y sin detenerse a pensar no solo en las cosas malas, sino en las cosas buenas que tales ciencias e inventos podrían traer en un futuro. ¡Gracias Miguel Lama por el enlace! enlace al artículo autor: josé elías |
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"Ese diálogo entre el racionalismo y el budismo en lo personal me suena a un cuento que leí cuando niño acerca de unos monjes ciegos que se acercaron a un elefante para saber cómo era.
Uno agarró las orejas y dijo que el elefante era como un abanico, otro agarró la cola y dijo que era una cuerda, otro agarró la trompa y dijo que era como una gran serpiente, otro agarró el lomo y dijo que era una pared.
Nunca terminaron de determinar como era el elefante porque cada uno se aferraba a su pedacito de verdad. Todos tenían razón y estaban equivocados a la vez.
Si es cierto que somos científicos, se supone que debemos aceptar el principio de que cualquier tesis es válida hasta que surja una nueva antítesis que la eche por tierra. Esto es verdad hasta con las filosofías, ¿o no?"
Uno agarró las orejas y dijo que el elefante era como un abanico, otro agarró la cola y dijo que era una cuerda, otro agarró la trompa y dijo que era como una gran serpiente, otro agarró el lomo y dijo que era una pared.
Nunca terminaron de determinar como era el elefante porque cada uno se aferraba a su pedacito de verdad. Todos tenían razón y estaban equivocados a la vez.
Si es cierto que somos científicos, se supone que debemos aceptar el principio de que cualquier tesis es válida hasta que surja una nueva antítesis que la eche por tierra. Esto es verdad hasta con las filosofías, ¿o no?"
en camino a la singularidad...
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Jaja qué gracioso lo de los 20Km/h, si recuerdo haberlos superado haciendo un sprint en bicicleta de carretera.